¿Por qué en ciertas ocasiones cambiamos nuestro acento?
Los acentos dicen mucho de nosotros, especialmente de nuestros orígenes. A partir de los primeros sonidos que emite nuestro interlocutor podemos adivinar de dónde es, qué lengua habla o con quién suele hablar.
Te guste o no tu acento, tener uno forma parte de nuestra adquisición del lenguaje. Cuando de niños aprendemos a hablar lo hacemos fundamentalmente por imitación. A partir de los 6 meses de vida nuestro cerebro comienza a hacer un mapa de los sonidos que oye, ese mapa luego va creciendo y estableciéndose hasta formar el lenguaje. Por este motivo adquirimos el acento de nuestro entorno, ya sea el que se habla en nuestro barrio, pueblo,ciudad o el que hablan nuestros padres o familia.
El acento no sólo lo aprendemos de chicos, cuando aprendemos una segunda lengua solemos imitar también el acento de la persona que nos lo enseña o de la zona en la que vivimos si es que nos mudamos a otro país. Por ejemplo aquí en Málaga es muy común que los extranjeros o los alumnos de intercambio terminen hablando con un fuerte acento malagueño o, como mínimo, andaluz.
¿Por qué cambiamos de acento?
Es la gran pregunta que se hacen todos aquellos que viven lejos de su casa durante un tiempo y sienten que su acento se fue “diluyendo”. Cuando vuelven, recuperan su acento original, cambian el chip del lenguaje y recuperan su forma de hablar inicial.
La respuesta está relacionada con la función social del lenguaje. Hablar como hablan la gente de nuestro entorno favorece el acercamiento, la comprensión, la empatía y la aceptación.
No sólo eso, cuando imitamos un acento o recuperamos el que habíamos perdido lo hacemos para adecuarnos al interlocutor. De esta forma reducimos las diferencias que nos separan y facilitamos la comunicación.
Un claro ejemplo es cuando vienen los turistas ingleses o alemanes a los bares y no hablan nada de español. Lo que hacen es hablar en su idioma pero imitando el acento español que oyen.
Ahorro de energía y reconocimiento
Puede parecer algo inútil, sin embargo según Christina Schelleter, jefa del departamento de inglés y comunicación de la Universidad de Hertfordshire, imitar el acento de nuestro interlocutor ayuda a las personas a entenderse ya que gracias a esa entonación es más fácil reconocer palabras que de otra forma por su pronunciación serían incomprensibles. Permite una comunicación más fluida porque se necesita menos energía para comprender al otro.
Pero aún hay más detrás del cambio de acento. Según Andreu Cañadas, antropólogo especialista en identidades locales, cambiamos de acento porque no queremos ser vistos como extraños, queremos ser reconocidos como parte de grupo y como vimos en este post, formar parte del grupo es mucho más importante de lo que pensamos. En definitiva cambiamos de acento de forma adaptativa, nos permite aumentar nuestra sensación de adaptación al grupo y eso nos da mucha seguridad.
Fuentes:
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Mendoza, V. Acentos de quita y pon: ¿Por qué recuperamos el deje cuando vamos al pueblo?. Verne. Recuperado el 26 de Septiembre 2017 de enlace
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Dovey, D. Your Accent Is Here To Stay: Science Explains Why It Is So Hard For Us To Change The Way We Speak. Medicaldaily. Recuperado el 26 de Septiembre 2017 de enlace
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Imagen: jobvite.com. Recuperado el 26 de Septiembre 2017 de enlace
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Imagen: hastingsenglishschool.co.uk. Recuperado el 26 de Septiembre 2017 de enlace
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Imagen: youngeyesnyc. Recuperado el 26 de Septiembre 2017 de enlace
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Cansado de escuchar que la Psicología es «solo para los locos» me dedico a explicar que en realidad la Psicología es para todos.