¿Prefieres que te amputen una mano o que te conozcan como un nazi?
Esta pregunta forma parte de un estudio que está haciendo que los investigadores se replanteen la importancia que tiene para nosotros nuestra reputación.
Aristóteles hablaba del hombre como un animal social (zoon politikon) entendiendo que el ser humano necesita otros de su especie para poder sobrevivir. No se equivocaba, la vida humana es vida social. Nuestra existencia tal y como la concebimos supone aprendizajes, costumbres, comportamientos o relaciones que dependen de nuestra relación con los semejantes.
A nivel biológico el ser humano es un animal atípico, no es muy fuerte, tampoco es particularmente resistente, ni siquiera es rápido, sin embargo hemos logrado sobrevivir durante miles de años gracias a nuestra capacidad de agruparnos y organizarnos. Formar parte de una sociedad es cuestión de vida o muerte.
Pero para poder pertenecer a la sociedad debemos cuidar nuestra reputación. Históricamente los individuos con una pobre reputación han sido apartados de los grupos sociales, por lo que tener una buena reputación se convierte en algo esencial.
La reputación personal es la opinión, fundada o no, que alguien goza dentro de un grupo social, y que es culturalmente construida. Podemos hacer muchas cosas para mejorar nuestra fama, pero nunca dependerá sólo de nosotros, son los demás los que la evalúan. Por ese motivo es tan importante.
Andrew Vonasch, junto con un grupo de investigadores del departamento de psicología de la Universidad Estatal de Florida, realizaron un meta análisis para comprobar qué tan relevante podía ser mantener una buena reputación.
Asimismo, para agregar más datos a su análisis, elaboraron una serie de encuestas para poder contrastarlas con los datos de otras investigaciones anteriores sobre el tema.
En una de estas encuestas se realizó la pregunta del título a 166 estudiantes. El 70% de los participantes respondió que prefería que le amputaran una mano antes que ser etiquetado como nazi.
Otra de las encuestas era todavía más radical. Se les daba a elegir a los participantes entre morir en ese mismo momento o vivir 90 años en una comunidad en la que se los considerara pedófilos. El 53% prefirió la muerte.
Los resultados indicaron que en la mayoría de las elecciones hipotéticas que se propusieron a los participantes, las personas preferían situaciones tan difíciles como pasar tiempo en la cárcel, la amputación de determinadas partes del cuerpo o, como vimos, incluso la muerte antes que un daño permanente a su reputación.
Este tipo de elecciones si bien no pueden tomarse como algo literal, sí que nos dan una pauta de lo mucho que valoramos nuestra pertenencia al grupo.
Según Vonasch tener una buena reputación nos permite obtener los beneficios que aporta vivir en sociedad. Con una mala reputación no seremos capaces de poder aprovechar esas ventajas, lo que supone una amenaza para nuestra vida ya que históricamente el la humanidad basó su supervivencia en la cooperación.
Este trabajo podría tener implicaciones en las teorías sobre el altruismo y la motivación. Hemos hablado en este blog sobre el altruismo y lo difícil que es poder descifrar su verdadera naturaleza. Este tipo de resultados aporta todavía más opciones, o si queremos confusión, a este tema tan complejo.
Espero hayan disfrutado del post ya que me costó mucho trabajo escribirlo con una sola mano.
Fuentes:
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Vonasch, A; Reynolds, T. Winegard, B. Baumeister,R. Death before dishonor. Social Psychological and Personality Science. Recuperado el 12 de Septiembre 2017 de enlace
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Artime, M. ¿Prefieres que te amputen una mano o vivir con una esvástica tatuada en el rostro? Yahoo Noticias. Recuperado el 12 de Septiembre 2017 de enlace
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Hombre y sociedad. Sociologicus. Recuperado el 12 de Septiembre 2017 de enlace
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Imagen: Ilham r.s – devianart. Recuperado el 12 de Septiembre 2017 de enlace
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Imagen: bp.blogspot.com. Recuperado el 12 de Septiembre 2017 de enlace
¡Hola! Me llamo Santiago y soy psicólogo.
A los 8 años conocí esta materia y desde entonces es la pasión que me acompaña junto con las nuevas tecnologías, internet y el fútbol.
Cansado de escuchar que la Psicología es «solo para los locos» me dedico a explicar que en realidad la Psicología es para todos.