¿Por qué es tan difícil convencer a los mayores de que se cuiden?
Unas de las tantas cosas que descubrimos en esta crisis por el Coronavirus fue lo difícil que es convencer a los mayores de que se cuiden.
La situación es tan común que muchos de los videos y memes que circulan estos días por las redes sociales hablan al respecto. Pareciera como si ellos, que justamente son los que más riesgos corren con esta enfermedad, no quisieran cuidarse.
Este continuo “tira y afloje” con nosotros queriendo que se cuiden y ellos desoyendo las indicaciones nos genera, como personas que nos preocupamos por su bienestar, una serie de sentimientos que oscilan entre la risa y el enojo.
Es difícil entender por qué una persona se resiste a renunciar a su cotidianeidad a pesar de estar corriendo un riesgo en muchos casos vital, por eso vamos a intentar verlo desde su perspectiva.
La desvalorización
Por un lado, detrás de esta resistencia a dejarse cuidar se encuentra un fuerte sentimiento de desvalorización. Muchas personas mayores pueden sentir que ya no se las valora como adultos.
Según Laura Belli, bioeticista y una de las responsables de la página especializada en mayores Más Experiencia, esta sensación tiene que ver con la pérdida de la autonomía que paulatinamente se va teniendo en la vejez. Se trata de un cambio muy drástico en el que se pasa de tener las riendas de la propia vida y el propio físico a no tenerlas en absoluto.
Pensemos por ejemplo en cómo muchas veces, los mayores son reticentes a usar bastón, anteojos, audífono, etc. Cualquier persona jóven, si tiene un problema, está dispuesto a aceptar cualquier aparato o ayuda externa que lo pueda solucionar para poder seguir con la vida diaria. Si nos damos cuenta que estamos perdiendo visión, vamos rápido al oculista para unas gafas para recuperar el estado normal de la vista, pero si esto le pasa a un adulto mayor hay más resistencia. Para nosotros es una mejora, para ellos es un decaimiento.
El cambio de rol
Por otro lado tenemos el cambio de rol que se vive durante la madurez. Piensa que en muchos casos son personas que han ocupado durante años el rol de cabezas de familia, tomando decisiones, asistiendo a los que necesitaban y ahora se encuentran en la situación opuesta.
Cambiar algo que hicimos durante mucho tiempo es sumamente difícil para todas las personas porque tenemos la tendencia a asumir que en el futuro todo seguirá igual que hoy. Este fenómeno se llama Sesgo de Normalidad y es uno de nuestros rasgos más arraigados, que en situaciones normales nos permite funcionar de manera adecuada.
Al romperse esta normalidad, sin embargo, el sesgo hace que seamos incapaces de reaccionar inmediatamente a los cambios porque seguimos funcionando como si nada hubiese cambiado.
Cuando finalmente entendemos que la realidad ha cambiado, nos genera una gran angustia.
La ausencia de referentes
Otro aspecto a tener en cuenta es que los mayores de ahora no tienen modelos a seguir o en los que inspirarse. En los últimos años la calidad de vida ha mejorado tanto que muchas personas viven muchos más años de los que vivieron sus abuelos o padres.
Hoy puedes llegar a los 70 años y ser candidato a presidente, hace algunas décadas esto no era posible.
¿Cómo convencer a los mayores de que se cuiden?
Una de las problemáticas más conocidas para el desarrollo de la salud es la falta de percepción de riesgo.
El famoso “a mi no me va a pasar” que muchos decimos o pensamos (fumadores estoy hablando con ustedes) se acentúa aún más si uno no quiere sentir que envejece.
Una de las estrategias más interesantes es la de dar indicaciones no desde el autocuidado, sino desde la posibilidad de cuidar a los demás.
La razón de este cambio en la comunicación es que las personas mayores sientan que están formando parte activa en la prevención, que con su sacrificio están evitando que otras personas, tal vez más vulnerables, corran riesgo de contagio.
En cierta forma se les está asignando nuevamente el rol de cuidado al que ya están acostumbrados, y se evita que se sientan infantilizados por personas menores que ellos.
No dejemos de cuidarlos y protegerlos, pero tengamos en cuenta su delicada situación.
Quedémonos en casa y cuidemos a los demás.
Fuente
Entrevista radial a Laura Belli Metro 95.1 link
¡Hola! Me llamo Santiago y soy psicólogo.
A los 8 años conocí esta materia y desde entonces es la pasión que me acompaña junto con las nuevas tecnologías, internet y el fútbol.
Cansado de escuchar que la Psicología es «solo para los locos» me dedico a explicar que en realidad la Psicología es para todos.