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Cómo afrontar la soledad en Navidad

La Navidad es una época del año que se caracteriza por el ambiente festivo, la ilusión, el compartir y el reencuentro con los seres queridos. Sin embargo, no todas las personas viven estas fiestas con alegría y satisfacción. Para algunas, la Navidad puede ser un momento de tristeza, nostalgia, soledad y malestar.

La soledad es una emoción que se produce cuando percibimos que no tenemos el apoyo, la compañía o la conexión con otras personas que deseamos o necesitamos. La soledad puede ser elegida o impuesta, temporal o crónica, y puede tener diferentes causas y consecuencias.

En este artículo, vamos a ver cómo afrontar la soledad en Navidad, citando algunos artículos académicos que nos ofrecen información y consejos al respecto. Además, vamos a ver cómo podemos aprovechar esta situación para crecer personalmente y mejorar nuestro bienestar.

Causas de la soledad en Navidad

La soledad en Navidad puede tener diversas causas, que pueden estar relacionadas con factores personales, familiares, sociales o contextuales. Algunas de las causas más frecuentes son las siguientes:

La pérdida de un ser querido. La muerte de un familiar, una pareja o un amigo puede generar un duelo que se hace más evidente y doloroso en las fechas navideñas, cuando recordamos los momentos compartidos con esa persona y sentimos su ausencia.
La distancia física o emocional con la familia o los amigos. Algunas personas no pueden reunirse con sus seres queridos por motivos de trabajo, estudios, viajes o circunstancias especiales, como una pandemia. Otras personas pueden sentirse solas aun estando acompañadas, porque no tienen una buena relación con su familia o sus amigos, o porque sienten que no les comprenden o les apoyan.
La falta de recursos económicos o sociales. La Navidad es una época de consumo y gasto, lo que puede generar estrés y frustración en las personas que tienen dificultades económicas. Además, la Navidad implica una serie de actividades sociales y culturales que pueden excluir o marginar a las personas que no tienen acceso a ellas o que no se sienten identificadas con ellas.
La comparación social y las expectativas. La Navidad se presenta socialmente como una época de felicidad, armonía y amor, lo que puede generar unas expectativas irreales e idealizadas que no se corresponden con la realidad. Así, muchas personas se comparan con los demás y se sienten inferiores o insatisfechas con su situación personal.
La falta de sentido o propósito. La Navidad puede ser un momento de reflexión y balance sobre el año que termina y el que comienza, lo que puede llevar a algunas personas a cuestionarse su vida y sus metas. Si no encuentran un sentido o un propósito a lo que hacen o a lo que son, pueden sentirse vacías o desorientadas.

Consecuencias de la soledad en Navidad

La soledad en Navidad puede tener efectos negativos tanto a nivel psicológico como físico. Algunas de las consecuencias más habituales son las siguientes:

Tristeza y depresión. La soledad puede provocar un estado de ánimo bajo, apatía, desesperanza y falta de interés por las cosas. En algunos casos, puede derivar en un trastorno depresivo mayor, que requiere atención profesional.
Ansiedad y estrés. La soledad puede generar angustia, nerviosismo, inquietud e irritabilidad. También puede aumentar el nivel de estrés al tener que hacer frente a las demandas y presiones sociales propias de la Navidad.
Baja autoestima y autoconcepto negativo. La soledad puede afectar a la forma en que nos vemos y nos valoramos a nosotros mismos. Podemos sentirnos culpables, inútiles, indignos o defectuosos por estar solos o por no cumplir con las expectativas sociales.
Aislamiento social y retraimiento. La soledad puede hacer que nos aislamos de los demás, que evitemos el contacto social o que nos retraigamos de las actividades que antes nos gustaban o nos beneficiaban. Esto puede agravar la soledad y crear un círculo vicioso difícil de romper.
Problemas de salud física. La soledad puede tener un impacto negativo en nuestra salud física, al debilitar nuestro sistema inmunológico, aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, alterar nuestro sueño o favorecer hábitos poco saludables, como el consumo de alcohol, tabaco o drogas.

Cómo afrontar la soledad en Navidad

La soledad en Navidad no tiene por qué ser una experiencia negativa o insuperable. Podemos afrontarla de forma positiva y constructiva, siguiendo algunas pautas y consejos que nos ayuden a mejorar nuestro estado de ánimo y nuestro bienestar. Algunas de estas pautas son las siguientes:

Aceptar y expresar nuestras emociones. No hay que negar ni reprimir lo que sentimos, sino reconocerlo y expresarlo de forma adecuada. Podemos hablar con alguien de confianza, escribir un diario, hacer una actividad artística o buscar un espacio donde llorar o desahogarnos.
Buscar apoyo social. No hay que aislarse ni esperar a que los demás nos busquen. Podemos contactar con nuestra familia, nuestros amigos, nuestros vecinos o nuestros compañeros de trabajo, y proponerles planes o actividades para compartir. También podemos recurrir a grupos de ayuda mutua, asociaciones, voluntariados u otras redes sociales que nos ofrezcan compañía y apoyo.
Disfrutar del tiempo libre. No hay que dejar de hacer cosas que nos gusten o nos hagan sentir bien por estar solos. Podemos aprovechar el tiempo libre para leer, ver una película, escuchar música, hacer ejercicio, meditar, aprender algo nuevo o cuidarnos.
Adaptarnos a la situación. No hay que aferrarnos al pasado ni a las expectativas, sino adaptarnos a la realidad y a las circunstancias que nos tocan vivir. Podemos ser flexibles y creativos, y buscar alternativas para celebrar la Navidad de forma diferente pero satisfactoria.
Buscar sentido y propósito. No hay que perder de vista lo que nos motiva o nos ilusiona en la vida. Podemos aprovechar la Navidad para reflexionar sobre nuestros valores, nuestras metas y nuestros proyectos, y trazar un plan de acción para conseguirlos. También podemos ayudar a los demás o contribuir a una causa social que nos importe.


Fuentes:

– Rodríguez Rey, R., Alonso Tapia, J., & Hernansaiz Garrido, H. (2016). Reliability and validity of the Brief Resilience Scale (BRS) Spanish Version. Psychological Assessment, 28(5), e101-e110.
cioppo, J. T., Hawkley, L. C., & Thisted, R. A. (2010). Perceived social isolation makes me sad: 5-year cross-lagged analyses of loneliness and depressive symptomatology in the Chicago Health, Aging, and Social Relations Study. Psychology and aging, 25(2), 453-463.
– Pinquart, M., & Sörensen, S. (2001). Influences on loneliness in older adults: A meta-analysis