¿Por qué no podemos dejar de cantar «Baby Shark»?
“Baaaaaby shark tu tu ruru turu” si estás en contacto con niños pequeños seguramente hayas leído el principio de esta frase cantando la melodía. Pero si tienes niños es probable que también la conozcas ya que hace poco esta canción infantil se metió en el puesto 32 de las 100 canciones más populares de EEUU. ¿Cuál es su secreto?
Si son fieles seguidores de este blog recordarán que ya en su momento había analizado el efecto psicológico que permitía que “Despacito” fuese una canción tan pegadiza. Y ahora vuelvo a la carga con una de las canciones que marcaron el final del 2018, Baby Shark.
En mi caso particular, me pasé todas las navidades con esa vocecita aguda y su “Baaaaaby shark tu tu ruru turu” junto con el baile característico. La canción me sonaba de años anteriores, pero me resultaba increíble como esta vez se había metido en mi cerebro y parecía no querer salir.
La fórmula del éxito
En el artículo sobre por qué ciertas canciones son tan pegadizas, los expertos habían identificado ciertos rasgos comunes que las caracterizan.
Por un lado tienen ritmos rápidos, que son más propensos a que se nos peguen y más difíciles de olvidar.
Además suelen tener estructuras simples y familiares, fáciles de aprender y de asociar a otras canciones similares.
Por último tienen que ser interesantes pero no demasiado complejas como para dificultarnos el recuerdo.
Beatriz Ilari, profesora asociada de la Escuela de Música Thornton de la Universidad de California, analizó los componentes de Baby Shark y explica por qué es tan pegadiza.
Fácil de aprender
Según Ilari, uno de los grandes fuertes de esta canción es la facilidad con la que se puede memorizar y, por tanto, cantar. Estando orientada al público infantil que suele tener un vocabulario muy limitado, su letra es simple y repetitiva. Repetir constantemente letras simples permite que los más chicos la aprendan y la canten, sintiéndose partícipes de la acción al igual que sucede cuando ven siempre la misma película.
El problema es que también para los adultos es fácil de aprender y basta con que las escuches una vez para cantarla durante todo el día.
Cuenta una historia
Si bien como decíamos la letra es simple, no por ello deja de contar una historia. Los personajes que introduce (el bebé, la mamá, el papá y los abuelos) son roles conocidos para los niños. La repetición de cada miembro de la familia cuatro veces, con la misma melodía y apenas unas pequeñas diferencias, fija la canción en la mente de los niños, alimentando por un lado su predilección por las narraciones, y por el otro creando familiaridad con los personajes.
Además les permite identificarse con el personaje al igual que asociar al resto de personajes con su propia familia lo que ayuda a que se genere un vínculo emocional positivo con la música.
El cambio de ritmo
La neurocientífica Valorie Salimpoor del Instituto Neurológico de Montreal se especializa la forma en que los humanos asimilamos la música. Según sus estudios, las canciones infantiles pegadizas estimulan los sistemas de Dopamina del cerebro, produciendo satisfacción, refuerzo y placer.
Según Salimpoor el aumento del ritmo nos empuja tanto a grandes como a chicos a movernos y bailar, activando el sistema dopaminérgico relacionado con el movimiento.
Si prestamos atención, el ritmo de la canción aumenta cuando llega el punto de “Run away tu tu ru ru turu” para señalarnos que estamos escapando y luego baja con el “safe at last” del final.
Un video ideal para los más pequeños
Pero Baby Shark no es sólo una canción. Gran parte de su éxito se debe a que saca máximo partido al modo en que los niños consumen contenido, a través del sonido y el video.
Está perfectamente producido para atraer a los espectadores más pequeños aprovechando de colores brillantes y saturados, la combinación de figuras humanas y dibujos animados, y un baile fácil de aprender e imitar.
Los elementos visuales son extremadamente reforzantes para los más pequeños. Sus cerebros en desarrollo buscan continuamente este tipo de elementos visuales como ojos grandes, figuras geométricas, o tiburones amigables que nadan en un colorido océano.
Además la canción muestra una niña y un niño cantando y bailando, algo que atrae a los más chicos porque se ven reflejados y por eso aprenden rápidamente a imitar los gestos.
Como vemos existen muchos motivos por los que Baby Shark estaba destinado a ser un éxito. Por mi parte voy a dejar de escribir sobre este tema porque desde que me senté a escribir que no paro de escuchar esta canción en mi cabeza. Tu tu ru ru turu.
Fuente
Basu, T. The Science of Why ‘Baby Shark’ Is So Freaking Catchy. The daily Beast. Recuperado el 22 de Enero 2019 de link
¡Hola! Me llamo Santiago y soy psicólogo.
A los 8 años conocí esta materia y desde entonces es la pasión que me acompaña junto con las nuevas tecnologías, internet y el fútbol.
Cansado de escuchar que la Psicología es «solo para los locos» me dedico a explicar que en realidad la Psicología es para todos.