¿Qué tipo de regalos nos hacen más felices?
A mediados de Noviembre, las publicidades comenzaron a cambiar. De a poco fueron aumentando los comerciales de perfumes, cremas, coches y, finalmente, juguetes. Es la forma que tienen los comerciantes de avisarnos, por si estuviésemos despistados, que está llegando la Navidad.
Aquí es donde empiezan los problemas, porque todos sabemos que la Navidad no es sólo volver al pueblo, reunir a la familia y engordar mínimo 3 kg; sino que hay que preocuparse de los regalos. Surge entonces la duda de todos los años: ¿Qué le compro a la persona que me ha tocado en el amigo invisible?
Para darnos una mano en esta difícil elección hoy traemos un estudio conducido por Thomas Gilovich, Amit Kumar y Jesse Walker, profesores de psicología de la Universidad de Cornell.
Eso de que “las experiencias nos dan más felicidad que las posesiones” es uno de los clichés más conocidos y explotados por la publicidad, pero según este estudio que nos regalen una experiencia es realmente más significativo.
¿Compras experienciales o materiales?
En primer lugar tenemos que distinguir entre las compras experienciales, o sea dinero gastado en “hacer”, como por ejemplo entradas a conciertos, al cine, viajes, reservas naturales; y las compras materiales, dinero gastado en “tener”, como ropa, electrónica, joyas, etc.
Los investigadores descubrieron que las personas sienten más gratificación cuando compran regalos experienciales, porque en cierta forma los conecta a la persona que recibe y, al contrario que las compras materiales, tiene un valor que no es comparable con otros objetos.
En este punto algunos podrán objetar que las posesiones duran más que las experiencias. Sobre este tema también se ha trabajado en la investigación, y se descubrió que si bien lo material puede durar más a nivel físico, lo experiencial deja una huella más duradera a nivel psicológico.
Lo disfrutamos con antelación
A diferencia de lo material, las experiencias nos generan un placer anticipatorio, prevemos que vamos a pasarlo bien y esa anticipación ya nos genera placer. Además, una vez concluida la experiencia nos quedan los recuerdos y las historias.
Es más probable que al hablar con otras personas les contemos sobre lo que vimos o el buen rato que pasamos en tal lugar antes que lo buenas que son nuestras zapatillas, o nuestro collar. Más específicamente, las experiencias siguen vivas porque las personas que las reciben se sienten agradecidas por ellas incluso después de haber concluido.
Entonces, regalar buenas experiencias es beneficioso tanto para quién lo recibe como para quien lo compra, así que este año, si quieres hacer un buen regalo prueba a regalar una buena experiencia, seguramente te lo van a agradecer.
Fuente:
- This Holiday Season, Spend on Doing Rather Than Having. Scientific american. Recuperado el 12 de Diciembre, 2016 de link
- Walker, J; Kumar, A; Gilovich, T. Cultivating gratitude and giving through experiential consumption. Emotion, Vol 16(8), Dec 2016, 1126-1136.